Publico ciencia para que tenga un impacto positivo en el medio ambiente, por ejemplo, en manejo de bosques, gestión de residuos, consumo sostenible etc.


¿A qué te dedicas? 


Publico ciencia para que tenga un impacto positivo en el medio ambiente, por ejemplo, en manejo de bosques, gestión de residuos, consumo sostenible etc. Leo borradores de estudios de investigación, coordino la revisión a fondo y ayudo a mejorar el aspecto comunicativo.

Dedico la mayor parte del tiempo a ser editora en una revista científica sobre sostenibilidad y el resto a enseñar en la universidad y a investigar sobre política ambiental.



Cuando tenías 16-17 años, ¿qué querías ser de mayor?


Quería trabajar en medio ambiente. Lo tenia clarísimo. Un par de años antes de la selectividad pensé: “necesito una lista de todas las carreras de universidad, para poder elegir”. La encontré y en cuanto vi ciencias ambientales de la UAB, supe que seria mi primera opción.

Bellas artes era mi preferencia verdadera, pero sólo en un universo paralelo en el que no estuviéramos agotando el planeta.

La familia hizo un esfuerzo para darnos la oportunidad de ir donde hiciera falta. Laboriosamente, envié una carta a todas y cada una de las universidades españolas que ofertaban esta carrera, para que me enviaran información. Todo por correo postal: aun no existía el email e internet estaba al acceso de pocos. Ir al extranjero ni se me ocurrió, ni era concebible en mi círculo. Hoy en día veo que hay quien lo hace, aunque sigo pensando que la educación universitaria en la península no tiene nada que envidiar a otras europeas.



¿Cuál era tu experiencia escolar? ¿Qué asignaturas te gustaban más? ¿Qué intereses tenias?


Lo de la sostenibilidad venía de lejos. Allá por el 1994, a los 12, dibujé un cómic sobre el consumismo para un concurso de la #Euskal# Eskola Publikoa en Euskadi, que por lo visto quedó tan bien, que dejaron el primer premio desierto en la categoría superior. Así conseguí mi primer ordenador, que de aquella no andábamos como para gastar en lujos.

Ya de txiki veía como el Aita abría los aparatos eléctricos estropeados y los arreglaba, o separábamos el material reciclable para llevarlo a otra ciudad, cuando aún no había servicio de reciclaje en Irun. Era divertido.

Fui la primera en atreverse a utilizar papel reciclado en clase, cuando aún era de aquel color marroncillo sucio. Eso sí, con unos encabezados muy txukunas y muchos colores, para compensar la estética. Por supuesto hacía cosas muy insostenibles, como usar el coche innecesariamente. Pero todo se va aprendiendo.

Lo de las revistas también venia de lejos. Co-edité la revista de mi clase en primaria, “Gaztelugazte”. Edité la revista del instituto, “Gurean” y publiqué varios folletos, pósteres y mucho, mucho material gráfico, incluso un mapa de productores ecológicos, antes, durante y después de haber cursado gráfica publicitaria en la Escola Massana de Barcelona (ya después de la carrera de universidad). Eso sí, prácticamente todo era sobre algo medioambiental. Y los materiales que utilizaba, eran reciclados, reutilizados o rebuscadamente eficientes. Al igual que era un juego separar reciclables en casa, desmontar y volver a montar aparatos y decorar las hojas recicladas, encontrar la forma más sostenible de hacer arte, era un reto que me inspiraba.



Tu trayectoria profesional desde la universidad? Lo tenias claro? ¿Como elegiste y por qué?


Si bien elegir carrera (grado) fue casi una corazonada, en los años finales empecé a no tener nada claro cómo quería continuar. Así he ido navegando, año tras año, hasta el día de hoy, pasando por un amago de doctorado de la UAB, un máster en extranjero (Oxford), medio año recargando pilas y viajando, dos años desarrollando web desde casa, cinco en el doctorado definitivo de Cambridge y los últimos cinco a caballo entre la editorial, un poco de investigación y otro poco de docencia. Haber pasado de disciplina en disciplina, de ambientales a geografía y a economía (sin mencionar el diseño), con el consecuente síndrome del impostor y la necesidad de demostrar, una y otra vez, que eres parte del gremio, ha sido parte del mareo.

¿El timón de todo esto? Hacer algo en lo que continúo aprendiendo, que contribuya a algo mas grande (¿salvar el planeta?) y que pague las facturas. En ese orden.

Por el camino, un sinfín de escritos publicados, imágenes y gráficos, conversaciones, vivencias, personas, lecciones, paisajes, historias…



Ahora, con la edad que tienes, ¿Crees que podrías haber hecho otra cosa o haber sido bueno en algo diferente? Dada otra vida, ¿elegirías otro camino? 


Hoy en día mirando hacia atrás parece que las piezas del puzzle van encajando. Pero el camino no ha sido para nada directo y he ido haciendo muchas cosas y muy diversas, sin saber realmente si estaba encontrando un lugar en el que encajar y prosperar. Si bien he tenido siempre muy claro el trabajo en medio ambiente, no he llegado a centrarme en uno de sus muchos aspectos: gestión de biodiversidad, estudios de impacto, transporte sostenible, etc.

Supongo que mi vida profesional hubiera sido más fácil y posiblemente más “exitosa”, si me hubiera enfocado en algo en concreto. Pero no hubiera aprendido cosas tan diversas, interconectadas y tan importantes.


En un mundo sin dinero… Si pudieras ser lo que quisieras, ¿qué harías para llenar tu día?


Haría prácticamente lo mismo. Aunque intentaría pasar menos tiempo delante del ordenador y más escribiendo y pintando, hablando con personas en todo el mundo y observando la naturaleza.


Nuestras elecciones de carrera:¿Cómo tomar esta decisión? ¿Qué consejo le darías a un/una joven de 14-16 años?


Valora todas las opciones que tengas, pregunta y escucha a tu alrededor, prueba muchas actividades y sé valiente. Pero sobre todo, tómate un tiempo a solas, vete a pasear, para sentir lo que realmente quieres hacer, antes de tomar decisiones importantes.


Entrevista con Aiora Zabala (http://aiorazabala.net), scientific editor at Nature Sustainability and Affiliated Lecturer at the University of Cambridge