¿Cuál es tu profesión/ vocación? ¿Qué es la esencia de lo que haces profesionalmente?
Trabajo en una fábrica que produce PVC en polvo. Nuestros clientes son productores de juguetes, acabados y piezas de coche, textiles sintéticos, papel pintado, listones de suelo, etc. que utilizan nuestro PVC como plastificante. Dentro del cuadro de mando de esta fábrica desempeño el puesto de Jefe de Oficina Comercial de Fábrica.
Sin embargo, no tiene nada que ver con el concepto que solemos tener de un comercial. Yo no visito a clientes, ni tengo un trato directo con ellos. No me encargo de negociar los contratos de venta para los clientes históricos, ni tampoco me ocupo de ampliar la cartera de clientes. Siempre he dicho que una mejor definición de mi puesto sería Jefe de Cadena de Suministro de Fábrica.
¿Qué es la cadena de suministro? Básicamente, es todo lo que se debe hacer, desde que un cliente informa de una necesidad, hasta que recibe el servicio o producto que necesita. Parece una tontería ¿Verdad? Pero tiene más complejidad de lo que a priori se puede pensar.
Las fábricas necesitan saber qué producir y en qué cantidad. De lo contrario podría haber defecto de algún producto y exceso de otros, provocando por un lado que los almacenes se llenen de productos que no se venden, y por otro lado que no se pueda servir a clientes, que piden productos que no se han fabricado. Un desastre, son gastos en producciones que no se compensan con ventas, y muchas pérdidas por parte de incumplimientos de contratos, clientes que se van a la competencia, etc.
Yo me ocupo de saber las previsiones de venta de cada tipo de producto y sus cantidades. Con esa información, digo a los fabricantes qué se debe producir y en qué plazos, para poder cumplir con las previsiones. Como me encargo de establecer la planificación de producción, sé qué materias primas se necesitan para que los fabricantes puedan producir y soy responsable de servirlas en cantidad y tiempo para que la producción salga adelante.
También mi departamento recibe los pedidos de los clientes y soy responsable de que el producto llegue a su destino final, cumpliendo con las fechas de entrega, cantidad, condiciones de transporte, etc.
Pero una parte muy importante de mi trabajo es la gestión de stocks. Las previsiones de ventas son eso, previsiones y siempre hay que ir ajustándolas a medida que se van transformando en pedidos. Es fundamental amoldar la planificación de la producción a la demanda real, para que nunca falte producto a los clientes o tener que parar la fábrica porque el almacén se llena de algo que no se vende.
Cuando tenías 16-17 años, ¿Qué querías ser de mayor?
Ser fabricante. En concreto fabricante en industria química.
De hecho, lo fui durante un tiempo y me encantaba. Tenía su parte de despacho, pero lo que más me gustaba era estar en planta junto a los reactores, las bombas, las calderas, intercambiadores de calor… Estar con mi gente, mi equipo y juntos sacar la producción adelante.
Cual era tu experiencia escolar. ¿Qué asignaturas te gustaban más? ¿Qué intereses tenías?
Siempre me han gustado más las ciencias que las letras. Recuerdo que no soportaba los comentarios de texto. Incluso fui a clases de apoyo para aprobar lengua y literatura. Nunca he entendido cómo el profesor del colegio me suspendía, y en la academia el mismo comentario era de nota.
Mi asignatura preferida fue la de química/física, y una vez al final de bachillerato – antiguo 3º de B.U.P y C.O.U. – cuando se separaron ambas asignaturas, ganó la asignatura de química. Me parecía tan fácil deducir los resultados. ¡todo tenía lógica!
¿Cuál era tu percepción del éxito? ¿Cómo elegiste y por qué? ¿Tenías una persona de inspiración o influencia que te ayudó a tomar la decisión?
No tuve ningún ejemplo por parte de la familia. Mi padre era bancario y la matemática financiera que veía cuando se traía trabajo a casa, me parecía aburridísima.
Tengo un hermano mayor que estudió Ingeniería Técnica especialidad en Metalurgia, pero a mí el sector del metal me gustaba menos que el químico.
Tenía claro que quería estudiar algo relacionado con la química.
¿Qué elegiste? ¿Qué estudiaste?
En la lista de preferencias de selección de carrera, puse Ingeniería Química como primera opción y Licenciatura en Químicas como segunda opción. Como he dicho, me encantaba la química, pero también quería hacer algo que pudiera darme las herramientas para mejorar el día a día de la gente.
Me atraía de ser Ingeniero. Somos los que usamos las ideas de los científicos – físicos, químicos y matemáticos – y las ponemos en práctica.
Recuerdo un comentario de uno de mis profesores favoritos en la Escuela de Ingenieros, sobre una conversación entre un químico y un Ingeniero: “He conseguido sintetizar 1 gramo de un producto maravilloso a partir de materiales sin valor” y el ingeniero le responde “Genial, dime cómo, y voy a conseguir lo mismo, pero produciendo 100 toneladas al día”.
¿Tu trayectoria profesional desde la universidad? ¿Lo tenías claro?
¡Para nada! Incluso pasé por mi época de crisis, en la que me empecé a interesar por el deporte. Incluso me planteé dejar la ingeniería y estudiar Educación Física. Afortunadamente, empecé de becario en una fábrica y se me despejaron las dudas, me dije “Yo quiero estar aquí”.
Ahora, con la edad que tienes, ¿Crees que podrías haber hecho otra cosa o haber sido bueno en algo diferente? Dada otra vida, ¿elegirías otro camino?
La Escuela de Ingenieros me ha dado una capacidad de adaptación impresionante. Poder amoldarte al ámbito que se necesite dentro de los perfiles técnicos de la industria.
Aunque si volviera a mis 17 años, con las reconversiones industriales que se están dando, sí que elegiría otros sectores. Muy posiblemente grado en nanotecnología, poder controlar la materia a nivel microscópico de manera directa me parece impresionante.
En un mundo sin dinero… Si pudieras ser lo que quisieras, ¿qué harías?
Me encantaría ser el caminante de Antonio Machado o el buscador que Jorge Bucay define en su cuento del mismo nombre.
¡Y leer! Leer mucho. Todo lo que no puedo leer ahora.
¿Qué es el éxito? ¿Qué es el fracaso?
Siempre que me hablan del éxito o del fracaso recuerdo el poema de Rudyard Kipling “If” – “Si te cruzas con el triunfo y la derrota y tratas de la misma manera a ambos dos impostores…” ¡Creo que tiene toda la razón! El éxito y el fracaso son dos impostores. No nos dejemos engañar por ellos.
¿Que es lo que haces a diario en tu trabajo? ¿Te hace sentir realizado?
Creo que podría escribir páginas sobre en qué consiste mi día a día. Indicaré sólo unas tareas principales, aunque la incertidumbre inherente al puesto, supone que en todo momento tenga interrupciones para dar solución a un problema inesperado.
-Cuando llego, lo primero es comprobar si los transportes que están en fábrica son los que se tenía previsto expedir. En ese caso dar las instrucciones correctas para que se carguen los camiones.
-Una vez organizada mi gente, tengo que comprobar las producciones, ¿se ha producido como previsto? ¿qué calidad tiene el producto y en qué cantidad? ¿Es válida para los clientes cuyos pedidos están en cartera? En caso contrario ¿Vale para algún tipo de cliente? En este punto hay mucho que hablar con los fabricantes con el laboratorio y con los comerciales.
-Luego viene la parte de recepción de nuevos pedidos ¿Se pueden aceptar? ¿Hay producto o va a haberlo para cumplir con la fecha de entrega? ¿Qué requisitos de calidad tiene? ¿Y de transporte?
-Durante el día hay que revisar los consumos de materias primas, calcular si es necesario comprar más materia prima, la fecha en que se debe recibir y dar instrucciones para solicitar a los proveedores.
He tenido días en que he salido llorando y días en los que me he creído un crack. Pero me he dado cuenta que mi peor juez soy yo mismo.
En mi trabajo al menos, nunca hay una manera de hacer las cosas, y siempre va a haber personas que piensen que hay otra manera mejor de hacer las cosas y gente que piense que se ha hecho lo correcto. Aunque me ha costado, he aprendido a relativizar.
Un fabricante del que aprendí mucho me dijo “Hay muchas maneras de ir de un punto a otro, pero tú decides qué camino tomar, fíate siempre de tu instinto” ¡y se me ha quedado grabado a fuego! Lo cual no significa que no me equivoque.
Que es lo mejor de tu trabajo? Y lo peor? ¿Cómo cambió tu percepción de la profesión a lo largo de los años?
Lo mejor y lo peor de mi trabajo está en la gente de mi equipo. Los cargadores, administrativos y yo mismo nos tenemos que coordinar y cooperar para obtener resultados. Cuando surge un problema tienes que ser líder y no jefe y no siempre es fácil.
Durante los años, he tratado de poner en valor la cadena de suministro entre mis colegas. La mentalidad de un trabajador de una fábrica – poco importa si es operario o administrativo – suele ser que la producción es lo único realmente importante. Sin embargo, de nada sirve producir, si no hay materia prima para producir, si no se sabe qué necesitan los clientes, si no hay salida de material. Yo he tratado de transmitir a los demás esa imagen de importancia que tiene la cadena de suministro.
Nuestras elecciones de carrera:¿Cómo tomar esta decisión? ¿Qué consejo le darías a un/una jóven de 14-16 años?
Hay un concepto en economía que se llaman los “costes hundidos”. Son los recursos que hemos invertido para llegar a una situación, en la que no estamos cómodos, nos es desagradable y que además nos mantiene atrapados en ella.
¿Cómo voy a dejar de ver esta serie, aunque sea aburridísima, si llevo semanas viendo episodio tras episodio? ¿Cómo voy a dejar ahora el curso de natación, si he pagado ya 5 meses? ¿Cómo voy a dejar esta carrera, si ya tengo un número importante de asignaturas aprobadas?
Todos tenemos derecho a equivocarnos. Si ese es el caso, no hay que caer en los costes hundidos, en el tiempo, dinero o esfuerzo gastado en ese error. Si no en lo que se puede llegar a ganar si se tiene el valor de cambiar.
Lo cual no significa que cambiar no tenga consecuencias y siempre se debe responsabilizar uno de sus errores.
Entrevista con: Javier Estefania,
